lunes, 10 de mayo de 2010

Otra Feria, otros libros, otro mundo

En el marco de la II Feria Nacional de Comercio Justo, se realizó en Rosario y por primera vez, la Feria del Libro Independiente y Autogestiva, más conocida como la Flia. Numerosos colectivos editoriales y escritores independientes se sumaron a esta apuesta que promete crecer como un movimiento contracultural frente al mercado de los grandes sellos editoriales. Conversamos con integrantes de la Editorial Último Recurso.

La apuesta a una palabra viva, libre e independiente implica necesariamente, un posicionamiento político frente a estrategias de mercado que imponen los grandes sellos editoriales. Es por esto que desde hace seis años se realiza la Feria del Libro Independiente y Autogestiva en ciudades como Buenos Aires y La Plata, más conocida como la Flia.

En Rosario todavía no se había realizado, tal vez, por el esfuerzo que supone la organización de este tipo de eventos. Hasta que, finalmente, el pasado viernes 16 y 17 abril, en el marco de la II Feria Nacional de Comercio Justo, se llevó a cabo la 1er Feria del Libro Independiente en nuestra ciudad.

Una gran cantidad de escritores autogestivos llegaron con varios libros en sus mochilas y bolsos, con la idea de hacer circular otras palabras y otras formas de lectura. Esta primera Feria del Libro contó con la convocatoria y organización de editoriales independientes locales como Último Recurso, Más Acá, la Editorial de La Toma y organizaciones como la Biblioteca Ghiraldo, entre otras. A estos grupos, se sumaron estudiantes, profesionales, escritores. Y en diálogo con enREDando, Manuel, integrante del Colectivo Último Recurso nos cuenta ¿qué es la Flia?

“La Flia es un espacio de encuentro de personas que vienen laburando en el campo de la cultura, desde publicar, hasta hacer las fotos, hacer arte, publicarse a si mismo, textos que se crean necesarios. Y después mostrar, los productores culturales, los resultados de ese laburo. Son grupos que se autofinancian y que llevan adelante, ellos mismos, sus necesidades de trabajo, de militancia. La Flia para mí es un espacio de encuentro donde toda esta gente se junta para mostrar sus trabajos para conocer lo del otro, compartir experiencias y ver si se puede hacer algo juntos”.

En ciudades como Buenos Aires y La Plata, que van por la décimo octava edición, tiene un nivel de convocatoria muy grande. Aquí en Rosario, se presentó la posibilidad de realizar la Flia, en conjunto con la Red de Comercio Justo del Litoral, sumando esfuerzos conjuntos entre distintas organizaciones sociales. Y el resultado, superó las expectativas. Libros de poesía, fanzines, libros de análisis político, cuentos, relatos, antologías, libros universitarios, cuentos infantiles y encuadernaciones caseras, hechas artesanalmente, reflejaron la diversidad que mostró la feria, y también, la posibilidad de acceder a libros a un costo popular.

Este espacio, es para Manuel, un lugar que debe enriquecerse y llenarse de significado. “Puede ser algo realmente contracultural y que cuestione un sector de la realidad que puede ser los derechos de autor, la propiedad intelectual, los monopolios editoriales.”

A la hora de realizar balances, desde la Editorial Último Recurso, son cautos. Falta mucho por hacer y mejorar. Sin embargo, es imposible no revelar una gran cuota de satisfacción. “Fue muy positivo, realmente. Haber laburado con la gente de la Red de Comercio nos ayudo muchísimo. Nosotros desde la Editorial planteamos la idea de hacerlo y la gente se sumo, se copo y se formo un grupo de 15 personas, y que un grupo así, adquiera una identidad política de praxis en 3 semanas es casi una locura”, dice Manuel.

Otras lecturas posibles

Por estos días, en Buenos Aires, se lleva a cabo la tradicional Feria del Libro. La diferencia entre una y otra, son casi abismales. “Aca no se le cobra a los puesteros, cosa que sí pasa en la Feria del Libro. Gente que tiene un libro o un colectivo no lo podemos hacer, a diferencia de las grandes editoriales. Otra cuestión importante, es que lo que se intenta con una Flia, es no dejar al lector por fuera del circuito, como mero cliente, sino que vaya a una Flia, que hable con la persona que escribió un libro y que esa persona comience a ser un sujeto activo en la cultura. Y ese es un sector de la realidad que es importante que cambie. El contacto directo con un autor te da otro panorama del hacer, de cómo se hace esta cultura, a diferencia de una feria del libro donde pareciera que el libro no lo escribe nadie. Se establece otra relación entre vos, el libro y el escritor”, apunta claramente el integrante de la Editorial Último Recurso. Al mismo tiempo, en la Flia se respira la posibilidad abierta a que todos y todas podamos escribir nuestras propias palabras y generar una obra de arte, que circule libremente.

Por esto, Manuel opina que “más allá de la calidad literaria o teórica que puede exponer una Flia, hay algo muy importante, que es el tema de que esa persona tomo la posta de sus intereses y lo lleve adelante, publicándose a sí mismo contra todo pronóstico de qué lo que diga sea feo, errado o no tenga llegada”.

La piedrita en el camino

Le preguntamos a Manuel sobre las principales dificultades al momento de sostener un sello editorial independiente, con otros códigos diferentes a aquellos que monopolizan la producción literaria. “Lo que vemos como limitante es el tema de la difusión. No existe una red nacional, no tenemos llegada nacional. La llegada nacional es una gran limitante para una editorial que pretende difundir un material que cree necesario que se lea y que este a un precio acorde. Son muy caros los libros, nosotros como editorial queremos que el libro se pague a sí mismo, pague otro libro igual a él y aporte al colectivo. Todo el laburo que hacemos no está, por eso el material es más barato e inclusive nos gustaría que esté más barato aún”, apunta, dando cuenta del trabajo de hormiga que están llevando adelante.

Por otra parte, existe un interesante movimiento que apuesta a la difusión libre de las obras, a compartir el capital literario, frente a lo que significa la política de los derechos reservados de autor. Y a esto, apuestan las editoriales como Último Recurso. “Nosotros creemos que el conocimiento es propiedad colectiva”. Y en este sentido, “hacer una norma que prohíba a las personas apropiarse de su propio tiempo, de su propia realidad, tira para atrás. Nosotros respetamos el derecho del autor, pero no otros, como establecer barreras para que ese conocimiento no llegue a otras personas, ya sea con patentes o con cualquier tipo de medidas prohibitivas de que eso se conozca”.

Nota publicada el 01/05/2010 por María Cruz Ciarniello. en el boletín electrónico www.enredando.org.ar